lunes, 29 de julio de 2013

CÓMO VIRAR EL RUMBO

Las cosas nos ocurren y estamos acostumbrados a creer que es por causas ajenas a nuestra voluntad: He tenido suerte, o bien, ha sido una desgracia, son las frases con las que nos explicamos lo que nos está pasando.
Sin embargo, la suerte y la desgracia nos la vamos haciendo nosotros mismos, conforme huimos de enfrentar los problemas, o enfrentamos los problemas y somos capaces de solucionarlos.
Tenemos control sobre apenas nada de la vida, estamos sujetos a la fragilidad física (golpes, accidentes, enfermedades) y a los golpes emocionales (disgustos, pérdidas, frustración, desamor) y así ¿qué podemos hacer para superar los obstáculos y alcanzar nuestras metas y ser felices durante el camino y al llegar a la cima?
Podemos el cien por cien, porque tenemos el cien por cien de la capacidad de interpretar lo que nos sucede. Podemos elegir y contra-elegir siempre que haga falta. Podemos apoyarnos internamente, aprender a amarnos profundamente, renunciar a los apegos y a las adicciones (físicas y emocionales), borrar las memorias del pasado que nos mantienen atrapados, podemos usar la imaginación para crear lo que deseamos...
Pero nos han enseñado que esto no es así.
Que no podemos elegir siempre que queremos, que hemos de renunciar a nuestros sueños para no herir a otros, que no se puede tener todo lo que se quiere, o llegar a ser lo que se desea. Que venimos a perder, porque al final nos morimos...
Todo depende de lo que elijas. Ser libre y tú, o ser esclavo de lo que otros quieren. Virar el rumbo es posible.
Claro está, si eres esclavo de unas creencias negativas, de unas fidelidades enfermizas, o de unos patrones caducos, vas a tener que conquistar esa libertad que es tuya.
Esta conquista requiere:
  • Valor, valentía
  • Sinceridad, honestidad
  • Determinación
  • Amor hacia uno mismo
  • Perseverancia
  • Imaginación
  • Permiso
Valor y Valentía, porque hay que abandonar la zona de confort, dónde nos sentimos seguros. Porque hay que explorar otros territorios y experimentar lo que nunca antes hicimos. Hay que abandonar viejas ideas y fidelidad a la visión del mundo de nuestros padres.
Sinceridad y Honestidad, porque no sirve autoengañarse y dejar de enfrentar nuestra realidad interna, con nuestros talentos y puntos fuertes, y también con nuestros defectos y debilidades.
Determinación, porque sin ella damos paso a las dudas y a la incertidumbre y de este modo jamás conseguiremos ser libres. 
Amor hacia uno mismo, porque todos los vacíos y las carencias que tenemos en nosotros, sólo desaparecen si los llenamos con nuestro propio amor. Porque el amor es lo único más fuerte que la tentación de negarnos a nosotros mismos. Porque el amor lo cura todo.
Perseverancia, que es seguir adelante con el plan, aunque aún no veamos ni un triste resultado.
Imaginación, para crear lo que de veras queremos. Imaginación para manejar nuestra mente derecha, que crea los sentimientos.
Permiso, porque todos llevamos años y años imitando lo que nos dijeron de pequeñitos: no puedes, no puedes decidir, no te mereces...Hemos de afirmar con intensidad que nos sentimos merecedores, dignos, de recibir todo lo bueno que tiene la vida para nosotros.
De manera que, si decides ir a por todas y volverte un ser libre, entrégate por completo a esta experiencia. 
  • Prioriza tiempo cada día para avanzar en cada uno de los valores. 
  •  Hazte un Mapa de Acciones y síguelo.
  • Ponte fechas, aunque no con rigidez. 
  • Busca información, ayuda. 
  • Haz deporte, yoga, ve al mar, al monte. 
  • Ve películas, lee libros, que te ayuden a avanzar.
  • Escribe un diario. 
  • Anota tus observaciones y tus resultados.
  • Celebra los pasos adelante, no te riñas por los pasos hacia atrás.
  • Comparte con alguien de confianza.
  • Usa la Secuencia Emocional (Pensamiento lleva a Sentimiento, que lleva a Acción, que lleva a Resultado)
  • Practica el A.P.I. (Ama, Permite, Imagina)



domingo, 28 de julio de 2013

LA MAGIA DEL PERDÓN

Hay ideas contradictorias en cuanto al perdón. ¿Recuerdas aquella famosa que dice perdono pero no olvido?
Vamos a obviar las creencias religiosas al respecto, en este profundizar sobre el perdón.
Nos vamos a concentrar en el efecto emocional de perdonar. Qué nos pasa cuando nos atrevemos a perdonar.
Un sabio dijo El perdón aparece cuando el recuerdo ya no duele.
Es cierto. Perdonar significa olvidar el daño emocional, que recordemos la situación o la persona que nos hirió, pero ahora ya no sentimos esas emociones dolorosas, sino que sentimos indiferencia o incluso comprensión.
El perdón beneficia sobre todo...al que perdona. Porque el dolor, la herida, a quien duelen es al que tiene que perdonar.
A veces, nos apegamos a este dolor y nos parece que apoyarnos en el rencor o en el odio nos hace más poderosos que aquel que nos humilló. Sin embargo, esta percepción es equivocada. El daño emocional sólo nos hiere profundamente, si nosotros lo permitimos. Otro sabio dijo el dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional
Sí. El golpe emocional no podemos pararlo, pero somos seres emocionales, de manera que podemos absorber ese dolor sin que nos haga daño. El sufrimiento es la elección por nuestra parte de aferrarnos a ese dolor y convertirlo en un centro importante de nuestra vida. 
Para perdonar hemos de conectar con nuestro valor, con nuestra valentía y ser capaces de curar esta herida interior, de la única forma que se curan las heridas emocionales: con puro amor.
Y hay que ser valiente porque en este acto de perdón mostramos nuestra vulnerabilidad, y es precisamente esta fragilidad la que nos hace fuertes. Porque sabemos que podemos caer fácilmente, pero también sabemos que nos vamos a levantar todas las veces que haga falta.
En Hawai practican una técnica que se llama Hoponopono, que es muy sencilla pero tremendamente efectiva si se hace sinceramente (con deseos de perdonar, de soltar la carga del dolor).
Te paso el video (uno de los muchos que hay, pero que a mí me gusta especialmente) y te recomiendo lo siguiente:
  • Haz un lista exhaustiva de las personas y situaciones que todavía te hieren
  • Haz una escala: las que te duelen más y las que te duelen menos (esto es porque las que duelen más hay que trabajarlas más)
  • Dedica todos los días (hasta que termines) cinco o diez minutos a escuchar el vídeo y pensar en una de las personas para perdonar. empieza por ti mismo o por ti misma.
  • Recuerda mientras sigues la técnica (cuatro frases: lo siento, perdóname, gracias, te amo) y escuchas la música, imágenes de esa persona, cosas vividas juntos...y en el momento final imagina una foto suya y cómo la rompes en mil pedacitos.
  • Chequea tus sentimientos: verás como cambian y el dolor ya no está.


viernes, 26 de julio de 2013

¿QUIERES CAMBIAR TUS IDEAS NEGATIVAS? ENTONCES CAMBIA LO QUE DICES


Dijo un sabio que somos lo que pensamos.
Es bien cierto, ya que el estilo de nuestros pensamientos es la pauta para interpretar todo lo que nos pasa en nuestra vida, de manera que aquello que pensamos, acaba haciéndose realidad.
No importa lo que nos ocurra, porque lo único que cuenta es cómo lo vivimos nosotros, cómo nos lo explicamos a nosotros mismos y a los demás.
Todos pensamos en un nivel consciente (sabemos lo que estamos pensando) y en un nivel inconsciente (estamos pensando pero ignoramos lo que estamos pensando), sin embargo, no es el nivel consciente el más poderoso. Esto es porque desde niños se han ido construyendo circuitos de pensamiento basados en lo que oíamos y en lo que nos decían personalmente.
En la infancia, una gran parte de todo lo que escuchamos son negaciones a lo que deseamos experimentar, probar, hacer. “No saltes, no subas, no bajes, no hables, no corras, no…” es lo que más oímos y estas frases van ocupando un gran espacio en nuestra joven mente. Se repiten innumerables veces (se han hecho estudios que afirman que después de cincuenta repeticiones, la mente de los niños comienza a aceptar lo que se dice como una verdad imbatible) y al cabo de un tiempo, ya es el propio niño quien se niega a sí mismo la posibilidad de probar, experimentar y hacer. Es cuando escuchamos decirle “no puedo”, “no sé”…
De manera, que tantas y tantas veces repetidas las negaciones, se convierten en muy potentes y dominan el estilo de nuestro pensamiento que se transforma en un estilo limitador de pensamiento, fijándose en lo peor que puede pasar, en lo que no tenemos o podemos, restándonos fuerza y libertad de elección.
Por otro lado, a nivel consciente, puesto que lo descrito más arriba es en un nivel inconsciente, la persona puede verbalizar muchísimas frases positivas, creyendo que son verdad para ella misma, pero si observamos los resultados de sus acciones en su mundo, podremos constatar que no son coherentes con esa positividad, sino que avalan que tras ellas está funcionando un estilo negativo que predomina y hace realidad las peores posibilidades.
¿Por qué sucede esto?
Porque nuestro cerebro que tiene dos hemisferios que trabajan de modo muy distinto (uno con palabras y el otro con imágenes) lo hacen con coherencia interna, que quiere decir que si dices “puedo hablar en público tranquilamente”, pero no te lo crees (es decir, emocionalmente sientes que no puedes), no vas a poder hacerlo.
Pensamiento y sentimiento tienen que ir de la mano, si no, siempre prevalece el sentimiento.
Por tanto, si queremos cambiar esas ideas negativas inconscientes que disminuyen en una gran medida, nuestra capacidad de elegir, de crear lo que vivimos, de ser mucho más felices, entonces tenemos que cambiar lo que decimos y tenemos que sentir lo que decimos.
¿Cómo hacerlo? Por un lado con afirmaciones y por otro con imágenes (visualizando).
Las afirmaciones son frases que expresan el pensamiento positivo.
El pensamiento positivo es un pensamiento que pensamos a propósito, porque queremos que se haga realidad.

Soy fuerte, soy valiente, soy capaz

Esta afirmación es como si tecleásemos en una computadora una orden que queremos que realice.
Cuando la mente escucha soy fuerte, soy valiente, soy capaz, pone en marcha el resultado. Busca todas las ocasiones en las que hemos sido fuertes, valientes y capaces y suma las emociones de fortaleza, valentía y capacidad y nos las envía a través de las conexiones nerviosas.
Así que nos sentimos fuertes, valientes y capaces.
De modo que sintiéndonos así, actuamos con valentía, fortaleza y capacidad.
Entonces cosechamos resultados que nos sirven para conseguir lo que queremos.
Y esto –el conseguirlo- a su vez es el feedback o retroalimentación que nos motiva y alienta de nuevo.
Este círculo o circuito, se llama beneficioso y naturalmente es el opuesto al círculo vicioso, que es el que nos mantiene atados al temor, nos paraliza y nos hace infelices.

Podemos elegir lo que pensamos.
Podemos elegir cómo nos sentimos.
Podemos escoger cómo actuamos.

El resultado, pues, depende de nosotros.
Sin embargo, si lo decimos (incluso miles de veces) pero no creemos verdaderamente lo que decimos (como si hubiera una segunda voz que critica, censura y desvaloriza lo que afirmamos), nunca funcionará.
Es por eso que hemos de añadir a decir, sentimiento. ¿Cómo ponemos sentimiento en una afirmación? Imaginando ocasiones en las que nos hayamos sentido así, buscando imágenes visuales, auditivas o de sensación, que nos provoquen ese sentimiento.
En la afirmación anterior(soy fuerte, soy valiente, soy capaz), si el mar te hace sentir así, piensa e imagina el mar, su color, la fragancia de la sal, los graznidos de las gaviotas, el tacto del agua sobre tu piel, del sol…mantén esas sensaciones mientras dices tu afirmación. Comprobarás cómo comienza a funcionar en ti. Busca y utiliza las imágenes que para ti son significativas.

Las afirmaciones han de trabajarse conscientemente.

Al principio, no funcionan.
Esto les encanta a las resistencias al cambio, porque así es más fácil que abandones tu propósito y sigas pensando cosas que te hunden en vez de cosas que hacen tener alas y volar.
Pero sólo es al principio.
Si perseveras, consigues aprender a conducir tu mente y tus emociones.

Te voy a dar algunos pasos para hacer con el trabajo de las afirmaciones:

·         Elige un área de tu vida que quieres que mejore
·         En una hoja o libreta, haz dos columnas.
·         En la de la izquierda escribe lo que va mal en esa área de tu vida.
·         En la parte derecha escribe las frases que deshacen ese maleficio verbal.
·         Escribe, lee, canta, grita, susurra…esas frases.
·         Hace falta un número alto para que realmente se integren en tu pensamiento, es diferente para cada persona y para cada aspecto, pero no tiene resultado si no la repites al menos, 500 veces.
·         Dedica 1 o 2 minutos al día a trabajar exclusivamente con tus frases.
·         El resto del día, aprovecha cualquier momento para repetirlas.
·         Anota cuando empiezas y ve anotando los cambios que percibes en ti y en cómo actúas en esa área que quieres mejorar.
·         Trabaja con la parte derecha de tu cerebro ayudando a la parte izquierda, así que IMAGINA esa frase en tu mente, como si fuera una película o una mini película. También destina 1 o 2 minutos al día. Busca recuerdos tuyos dónde te sientes tal y como afirma tu frase. Busca imágenes que te hagan sentir así.




jueves, 11 de julio de 2013

¿QUIERES UNA LLAVE MAESTRA? ¡ENFÓCATE!




¿Qué es enfocar?
Poner toda la atención, energía, en un punto concreto.
Imagina un escenario, y tu cantante favorito haciendo lo que mejor sabe hacer: cantar. ¿Te lo has imaginado a oscuras? ¿Te lo has imaginado tan lleno de luz y movimiento que ni siquiera lo ves? No. Seguramente has imaginado a esa persona que te encanta como canta, enfocada con la luz que le hace destacar de todo lo demás, y lo miras, mientras escuchas esa melodía y esa voz expresando sentimientos.
Los técnicos de iluminación en espectáculos lo saben muy bien. Enfocan a la persona que quieren que sobresalga, que capte la atención, y no le quitan el foco de encima hasta que ha terminado.
Ahora, quiero que imagines tu proyecto. Uno grandioso o uno chiquito. Hazlo como si fuera una maqueta o un escenario o un dibujo a todo color y detalle, o como si fuera una película.
Observa el conjunto y luego. ¿Por dónde empiezas? Hay tantas cosas que no sabes cuál elegir. Te pones nervioso, es muy bonito, es muy potente, pero es tan grande que te desorienta. Muchas veces, al pensar en tu proyecto te pasa lo mismo y acabas huyendo del agobio, pensando en otra cosa, distrayéndote con otros temas. Más tarde, te sientes frustrado porque no consigues lo que deseas (que es ponerte a trabajar en tu proyecto, antes que conseguir el proyecto mismo). Y poco a poco vas quitando alas a tu sueño y te conviertes en tu propio mata sueños.
Ahora piensa en las tareas cotidianas, en las labores domésticas. Hay tanto que hacer, que tampoco sabes por dónde empezar, y así demoras y evades y al final, te acaba comiendo la porquería. O no, pero sí es seguro que te agobia y te frustra aunque intentes mirar hacia otro lado. O en las tareas de la oficina, del despacho, de la tienda…
Dijo un sabio: un camino de mil pasos, comienza por el primer paso. Y yo añado: sólo un paso tras otro nos lleva a alcanzar la meta.
Este es uno de los secretos del éxito: conjugar comenzar con enfocar.
Si queremos que se haga algo, hay que poner manos a la obra. Esto es comenzar. Sin dudas y sin demoras. ¿Quieres pensar en un nuevo proyecto laboral? Pues coge abundante papel y bolígrafo (o si eres fan del ordenador, abre una nueva carpeta y comienza el documento) y ponte a pensar en el proyecto. No el fin de semana o el mes que viene, no. Ahora. Abrir una carpeta, coger una hoja de papel y un bolígrafo, poner un título (“borrador del nuevo proyecto”, por ejemplo), lo puedes hacer ahora mismo. Este acto es importantísimo. ¿Por qué?, te estarás preguntando. Pues la respuesta es que con esta acción has traspasado la frontera de lo intelectual, de lo invisible, de lo abstracto, al mundo material, concreto, tangible. Ya tienes ese nuevo documento en tu ordenador o esa hoja con su título. Empezar a materializar lo que deseamos es como un ancla que nos fija en un punto e impide que vayamos a la deriva. El pensamiento es tan veloz, que sin darnos cuenta podemos pensar multitud de cosas al respecto de algo, pero de las que no retenemos más que una proporción muy pequeña.
De modo que al tener algo físico que puede albergar ideas, es mucho más fácil ir a ese soporte material y usarlo, es decir, anotar esas ideas para que no se nos escapen. Cuando lo llevamos haciendo un tiempo, habremos recopilado mucho material e información para pasar al siguiente paso, muchas preguntas a las que hemos de dar respuesta. Pero no sólo eso, sino que estaremos ilusionados, con entusiasmo, con ganas de seguir avanzando. Es decir, estaremos provocando motivación, el motor imparable para conseguir cualquier cosa.
He dicho que lo primero era comenzar y que había que unirlo a enfocar. Pues bien, el propio acto de comenzar puede resultarnos difícil por es todo tan amplio, hay tantas variantes que contemplar, tantas elecciones ya que tomar…que nos agobia y reaccionamos como siempre ante los nervios: huyendo. Esto podemos detenerlo si aprendemos a enfocar, ya en este primer paso.
Pongamos el foco dónde nos sirva. No sobre toda la panorámica (que sería todo el escenario del ejemplo anterior del cantante), sino sobre una cosa. Como estamos al principio, no importa sobre qué cosa ponemos atención, sino que lo importante es poner atención en algo. Por ejemplo, enfoquemos en las preguntas importantes que nos tenemos que formular sobre este proyecto.
Prueba. Piensa en un proyecto (no hace falta que sea laboral, puede ser la fiesta de cumpleaños de tu hija o de tu padre; organizar las vacaciones, o pintar la casa) y enfócate en las preguntas importantes al respecto.
¿A qué aparecen respuestas –en este caso preguntas que hemos de hacernos? ¿A qué te anima? ¿A qué empiezas a ver caminos y posibilidades?
Pues claro. Una vez has anotado estas preguntas relevantes, vuelves a aplicar el foco y eliges una de las preguntas para desarrollarla (hacerte más preguntas concretando más), y así sucesivamente.
Enfocarte significa también, que todos los días eliges alguna de las cosas que ya has analizado o anotado y la llevas a término: llamar a los restaurantes para pedir precios, mirar en Internet locales en otras poblaciones, o cualquiera de los ítems trabajados. Y en ese día, lo haces. Si sólo has podido realizar tres de las nueve llamadas, pues al día siguiente sigues con la lista. Verás algo extraordinario: el proyecto crece, se concreta, avanza, se convierte en realidad. Es liviano de realizar porque cada día, sólo has de enfocarte en alguna de las cosas para hacer, y hacerlas. No todo el trabajo, no. Sólo lo que enfocas (te fijas en ello, le prestas atención).
Enfocarse, sirve además para evitar que nos sobrecarguemos. Si pensamos que todos los santos días de nuestra vida tenemos que cocinar o preparar alimentos tres o cuatro veces, sentimos un peso enorme porque es tedioso, aburrido, insoportable. Pero si nos enfocamos sólo a lo que queremos preparar hoy, es liviano, porque hoy ya casi tenemos hambre y se nos ocurren ideas de platos ricos y fáciles. Y los hacemos sin problema, sin sentirnos atrapados en las cuatro paredes de la cocina.
Piensa ahora en el peso de las reuniones semanales en el trabajo, tensas, difíciles. O en archivar todos los expedientes. O en bañar todas las noches a los niños… El peso de la amplitud de la panorámica de las tareas puede resultar insostenible ¿no es así? Pero si nos enfocamos en una cosa, en hoy, y la hacemos, no sólo es soportable sino que podemos convertirlo en interesante, alegre, práctico, incluso feliz.
Comenzar y enfocar. Empezar ahora, poner el foco en algo concreto. Hacerlo hoy, hacerlo mañana. Comprobar resultados, motivarnos, estar satisfechos, lograr lo deseado. Volver a comenzar y enfocar otro proyecto. Seguir los pasos. Disfrutar de nuevo. Esta es una dinámica maravillosa, feliz, próspera, eficaz, inteligente, emocionante…
Comienza y enfoca, una y otra vez, en esto y en aquello. Verás crecer tus proyectos, gozarás de los resultados. Sabrás en tu interior que siempre habrá nuevos deseos que colmar, que es inagotable la fuente para gozar, y lo más esencial: que eres tú mismo o tú misma el eje sobre el que pivota tu vida, que eres tú quien crea tu mundo, que eres tú quien lo experimenta.



domingo, 7 de julio de 2013

TODO IRÁ MEJOR

Qué bonita canción, la música. Provoca sentimientos de fuerza y poder, a pesar del dolor.
Qué bonita la letra.


viernes, 5 de julio de 2013

PRACTICA A.P.I. Y MEJORA TU VIDA


Te preguntarás ¿qué es practicar A.P.I.? ¿Cómo hacerlo, puede mejorar mi vida?
Lo primero es definir estas siglas:
         “A” de amar
“P” de permitir
“I” de imaginar
Una de las lecciones más costosas con las que nos enfrentamos, es la de aprender a amarnos a nosotros mismos, profundamente. Aceptándonos exactamente como somos, sin juicio, sin crítica, sin rencor. Aceptar no es apechugar con mis defectos, sino que yo decido voluntariamente que dejan de tener influencia sobre mí, que siguen sin gustarme, pero que ya no me molestan ni me hieren, ya no me avergüenzan ni son un freno para desarrollar todo lo que yo soy.
Aprender a amarse, es pues lo más importante, lo más valioso y sin lo cual mi desarrollo como persona queda mermado, inacabado. También es uno de los aprendizajes que más esfuerzo nos exigen, porque la educación que hemos recibido (al menos en el mundo occidental), precisamente, apunta a lo contrario: anteponer personas o causas al propio amor, que es tachado de egoísmo, es estigmatizado.
Al niño, que enfadado reclama el juguete que otro niño le quitó, se le insta a no enojarse, a dejar que otro se apropie de lo suyo porque hay que compartir, no hay que ser egoísta, sin comprender que de esta manera al que permitimos ser egoísta es al otro.
Docenas, centenas, miles de veces escuchamos cuando niños que seguir nuestros impulsos y deseos, nuestra intuición, es un error. Como deseamos la aprobación de nuestros mayores renunciamos a nosotros mismos, rechazamos esa inteligencia intuitiva e inconsciente, nos decimos que no hemos de hacer caso y, practicamos. Practicamos hasta que nos volvemos sordos a nuestras necesidades, deseos, percepciones. Y en ese camino de renuncia vamos perdiendo la oportunidad de aprender a amarnos, a aceptarnos, a confiar, a ser nuestro propio y firme apoyo.
Dicen que una vez, le preguntaron a Miguel Ángel, el escultor renacentista, cómo podía imprimir tanto sentimiento en sus esculturas. Él contestó “yo sólo le quito a la piedra lo que le sobra, para que salga su esencia”. Qué hermoso ¿verdad? Usando esta anécdota como analogía, cada uno de nosotros debemos quitarnos la piedra que nos sobra para que salga nuestra esencia.
Esto explica bien claramente lo que significa cambiar. Seguro que habrás escuchado a personas que afirman que no se cambia, y a otras, que es posible cambiar. Vamos a analizarlo, porque ambas aseveraciones son ciertas. La esencia, la persona que somos, nuestros talentos y capacidades y la forma natural de encajar a la vida, no cambia. Afortunadamente, ya que si no seríamos completamente maleables, no tendríamos identidad.
Sin embargo, todo lo que aprendemos desde que venimos al mundo (que es lo que configura nuestra personalidad) está impregnado de las creencias de nuestra familia y de la sociedad en la que crecemos, de carencias y pérdidas antiguas, de debilidades que han sido de otros. Depende de cuánto haya de limitante en este conjunto de ideas y experiencias ajenas, nuestra concepción del mundo y de nosotros mismos nos será más favorable o menos. Si nos resulta desfavorable, nos frena nuestra valentía para correr tras los sueños y hacerlos realidad, nos obliga a traicionarnos a nosotros mismos, entonces, esta es la piedra que debemos quitarnos, esto es lo que sí puede cambiar. Afortunadamente, porque si no estaríamos condenados a perpetuar la vida de otros, sus decepciones y fracasos.
Si deseas mejorar tu vida y a ti mismo o a ti misma, dedica mucha energía y empeño en cambiarte a ti mismo o a ti misma, para que puedas ser verdaderamente quien eres, quita toda la piedra que te sobra, volarás más alto y más ligero. Ámate sincera y profundamente, porque el amor es lo único más fuerte que la tentación de negarnos a nosotros mismos.
Aprender a amarte profundamente es la lección que con más cariño has de tomar. Porque será este propio amor que desarrolles, el que llenará los vacíos interiores que te impulsan a las adicciones, tanto las físicas como las emocionales y que te convierten en un esclavo. Será este propio amor el que te impulsará suavemente o a lo grande, a confiar en ti, a creer en lo que sientes y a usarlo para crear una vida muy parecida a la que sueñas en tu yo más secreto. Será este propio amor el que te otorgará la valentía y el arrojo necesarios para abandonar tu zona de confort y atreverte a experimentar la vida con más plenitud, goce y aventura. El propio amor es el que te conducirá a la alegría, que es la sal de la tierra, sin la cual todo lo vivido es insípido y aburrido.
Cuando hayas aprendido a amarte auténticamente, serás libre para permitirte recibir lo que deseas. Sí, porque cuando deseamos algo y no llega es porque nosotros mismos lo estamos boicoteando al creer inconscientemente, que no somos dignos de recibirlo, que no nos lo merecemos. Y lo queremos, sí, y de verdad, pero también de verdad creemos que no es para nosotros. Es un gran error, porque no hemos de hacer nada especial para ser dignos y merecedores, solamente ser quienes somos y estar vivos, eso es suficiente. Aunque naturalmente hay muchas creencias que afirman lo contrario. Pero que lo afirmen no supone que sea verdad. Tú ya eres digno de lo mejor de lo mejor, porque estás vivo, existes y sientes. No eres lo que haces (que puede ser malo malísimo), sino que eres quien eres.
 Permitirnos recibir nuestros deseos, creer que somos dignos de una vida maravillosa (no exenta de retos y dificultades, sino llena de amor, de aventura, de goce) es lo que hace que ocurra el milagro: lo que sucede nos es favorable, gozamos fácilmente con lo que vivimos, sentimos alegría, energía, nos sentimos conectados. Poco a poco y en un flujo continuo, todo lo que queremos se va haciendo realidad, en función de nuestro nivel de permiso.
Si deseas mejorar tu vida, aprende a permitirte lo que deseas. ¿Sabes que con cada nuevo deseo se expande el universo? Es maravilloso que siempre haya deseos que cumplir, territorios que explorar, amarnos y amar todavía más.
La tercera cuestión que has de aprender para mejorar tu vida seriamente, es a imaginar. Utilizar esta capacidad extraordinaria de nuestra mente que es imaginar, para crear detalladamente lo que tú quieres y vas queriendo en cada momento. Y es extraordinaria esta habilidad porque nuestro subconsciente –que tiene como función protegernos del dolor emocional, evitando las situaciones, cosas o personas que cree que pueden provocárnoslo- no puede distinguir la realidad, de una representación de dicha realidad. Es decir, no sabe diferenciar entre una pizza, pongamos por caso, y una fotografía de esa pizza. Por eso, cuando imaginamos lo que deseamos y le ponemos color, sonido, olores, texturas, todo lo que sentiríamos si realmente estuviéramos viviendo esa situación deseada ahora mismo, el subconsciente cree que está pasando de verdad y conforme lo repetimos, se hace más y más evidente para él, que ya lo hemos vivido, de modo que es una experiencia segura, no hace falta evadirla ni rechazarla.
Si ya no hay peligro, no hay miedo ni temor y entonces nos sentimos seguros, confiados, tenemos certeza (o fe) de que eso es posible para nosotros, y es así como podemos transformar el deseo en realidad.
Si deseas mejorar tu vida auténticamente, trabaja con tu imaginación, repite hasta que sea para ti algo cercano, alcanzable, ese deseo, ese sueño que late en tu corazón.
De manera que si aprendes a amarte, a permitirte recibir y a imaginar con detalle lo que deseas, si practicas A.P.I. en pocos meses tu vida dará un giro de ciento ochenta grados, ¿quieres que así sea?, entonces ama, permite e imagina todos los días, con dedicación, con determinación y tu esencia aflorará, llenándote de amor y de goce.