Ya vamos por el II Congreso de la Felicidad, patrocinado por Coca-Cola y su Instituto de la felicidad.
Leí en el Facebook un comentario que decía algo así "qué pena que se tenga que hacer un congreso sobre la felicidad", y pensé bueno, al menos se comienza a hablar abierta, consciente, científica y públicamente de las emociones, esas pobres marginadas durante siglos.
Desde luego, es mejor que casi todos seamos felices en lugar de hablar de cómo conseguir ser felices, pero todo tiene un comienzo y es un proceso.
Yo me alegro de que Coca-Cola, la mítica chispa de la vida, propicie esta iniciativa.
Me alegro de que exista un Instituto de la Felicidad, porque nos han inculcado que la felicidad en realidad no existe por mucho que la busques, o que si llega, se va enseguida ya que estamos en este mundo para sufrir y alcanzar cualquiera de los cielos que prometen las diferentes Iglesias que pueblan el mundo.
Pero no. La felicidad no sólo existe sino que es permanente, porque no se trata de nada externo a nosotros sino de una actitud, de un estado de la mente, sobre el cual nosotros somos los dueños y señores (cuando hemos aprendido a serlo, claro).
Actualmente, muchas cosas relevantes ya se están asociando a emociones: liderazgo emocional, deporte con asesor psicológico, política, y un largo etcétera.
Esto es un progreso y un avance muy importante porque llevamos siglos negando la existencia de las emociones, que es lo mismo que admitir que sólo tenemos medio cerebro.
Ya sabemos que el cerebro tiene dos lados y que uno se ocupa de los pensamientos y otro de las emociones (y los dos, de todo lo demás, claro), si somos sumisos a las creencias que nos han legado, las emociones están bien para las mujeres, pero los hombres son duros, no sienten nada (o sienten pero no hacen caso que es lo que demuestra su hombría precisamente) de manera que, va siendo hora de madurar esas ideas limitadoras.
No para las mujeres, porque nosotras hemos tenido "permiso" para expresar emociones, sino para los hombres, que han tenido que hacerse gay, para poder mostrarlas abiertamente.
Lee con atención:
Tienes derecho a la felicidad, te la mereces por estar vivo y aquí
Impide que otras ideas te dominen.
En tu mente mandas tú ( y si no sabes cómo, aprende)
La felicidad, al igual que tu vida, la creas tú.
El mundo NO está maltrecho, está exactamente como hacemos que esté.
Si quieres otro mundo, créalo.
Si casi todos pensáramos en un mundo donde la felicidad fuera lo corriente, ¿cómo crees que sería ese mundo?
Pues sólo se hará realidad si casi todos los imaginamos en nuestra mente y lo deseamos.
Pero, más cerca, en tu propio mundo, ¿ya eres lo bastante feliz?
Si quieres más felicidad, imagina que eres más feliz.
El poder del hemisferio derecho está en que la imaginación es tan poderosa que puede hacer realidad lo que deseas. Creo que fue Einstein quien dijo que la imaginación es más poderosa que el conocimiento, así que ya ves...
Es duro darnos cuenta de que todo, al ciento por ciento, depende de nosotros.
No podemos culpar a nadie.
Pero es ¡tan poderosa! esta idea...¿la has probado?
Di:
Soy feliz, feliz de verdad, ahora mismo, al margen de todo lo demás
¿Qué sientes?
Bueno, depende de tu grado de infelicidad, tendrás que repetir muchas veces esta idea hasta que coja cuerpo en tu mente, pero eso sólo significa que tardarás un poco más.
Es muy saludable reflexionar sobre la felicidad, porque sí, la felicidad también proporciona salud física, además del placer y el bienestar anímicos.
Hazlo. Toma notas, busca información, pregunta a tus personas de confianza, y después, planteate si eres feliz. Si lo eres, sigue manteniendo ese estado, pero si no lo eres, date la oportunidad de aprender a serlo.
Te recomiendo que leas a Eduard Punset, sus libros, veas su programa de televisión y leas su revista Redes, porque aporta mucha ayuda para conseguir que la felicidad habite en tu vida y quiera quedarse contigo..
2 comentarios:
Me ha encantado, es realmente conmovedor darnos cuenta de que podemos cambiar!!!!!! Gracias y los enlaces son muy guays...Besos
Gracias a ti, preciosa!
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