La secuencia es la siguiente:
PENSAMIENTOS llevan a
SENTIMIENTOS llevan a
ACCIONES llevan a
RESULTADOS
Es secuencia es muy valiosa, porque podemos intervenir en ella y TRANSFORMAR-NOS.
El pensamiento debe ser el pensamiento positivo.
¿Qué es el pensamiento positivo? Un pensamiento concreto y específico, que voluntaria y conscientemente pensamos, porque queremos obtener un resultado también concreto y específico.
También podemos intervenir en la secuencia a través de los sentimientos. Cuando nos sintamos mal de algún modo (nerviosos, agobiados, asustados, tristes, furiosos...) y nos preguntemos "¿Con qué sentimiento agradable puedo conectar ahora mismo?", nuestra mente, a la que le es imposible dejar sin responder una pregunta, nos traerá un sentimiento agradable, que en ese mismo instante nos devolverá la sensación de bienestar.
¿Cómo funciona esto?
Cuando pensamos algo, este pensamiento nos lleva a un sentimiento coherente con lo que pensamos. Dado que las acciones son impulsadas por los sentimientos, este sentimiento coherente con lo que pensamos nos empuja a realizar una acción que también es coherente. Como toda acción provoca un resultado, este resultado también será coherente con lo que pensamos.
Ejemplo:
Esto me supera
Me siento impotente
No busco solución
El resultado es el fracaso
Puedo superar esto
Me siento capaz
Hago lo necesario
para superarlo
El resultado es salir de donde estaba
Naturalmente, esto no es magia.
Por tanto, no ocurre al instante.
Necesita de atención, dedicación y práctica.
Además, hemos de añadir a la secuencia un elemento histórico: los puntos emocionales fijos negativos que hemos ido practicando a lo largo de los años. Estos puntos fijos emocionales son los patrones que hemos observado y absorbido de los adultos que nos rodeaban cuando éramos niños y de las propias experiencias que hemos ido viviendo, moldeadas por esos mismos patrones fijos.
Estos puntos emocionales fijos (quiere decir que los hemos repetido infinidad de veces) son pensamientos que nos limitan. No podemos olvidar que a los niños en las culturas occidentales se les repite hasta la saciedad una frase demoledora: NO PUEDES...lo que sea.
Esto de niños, lo aprendemos tan bien, que después ya no nos hacen falta otros adultos que lo digan, nos lo decimos a nosotros mismos, y nos lo creemos.
Haz una lista de tus puntos emocionales fijos negativos y hazla también de los puntos emocionales fijos positivos. Apóyate en los positivos para vencer a los negativos. A éstos, reformúlalos de modo que tú tengas el poder (de elegir).
Trabaja el tiempo que haga falta con los puntos fijos emocionales negativos, hasta que ya no te los creas. Esto se hace repitiendo el pensamiento positivo que neutraliza a cada uno de ellos. Ayúdate con imágenes y sensaciones que te hagan sentir bien.
Busca incansablemente el bienestar, tomando consciencia de cuando te sientes mal y preguntándote con qué sentimiento agradable puedes conectar en ese instante. Recupera el estar bien. Piensa en lo que quieres y no te fijes en los detalles de lo que pasa en ese momento. Recuerda que puedes elegir entre ver las cosas como son o imaginar como quieres que sean.
Lo que nos sucede es responsabilidad nuestra y de nadie más. Porque somos nosotros quienes interpretamos lo que nos sucede, en base de los puntos fijos emocionales.
Si queremos que nuestra vida cambie a mejor, hemos de cambiar nuestras creencias.
Si queremos una vida mejor, debemos tomar consciencia de lo que deseamos y no desear desde el miedo, la necesidad o la ira.
La transformación es posible.
Depende de cada uno.
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